Pocos habrían podido imaginar que entre Frank y Jack iba a empezar una amistad que duraría toda la vida. Frank estaba acostumbrado al amor y a la pérdida, pero cuando se trataba de Old No. 7, su afecto era incondicional. Allí donde fuera Frank, Jack estaba a su lado: al pie de un micrófono en el escenario, en su jet privado, en primera fila en ceremonias de entrega de premios e incluso, en el bolsillo de su chaqueta cuando descansaba.
Para Frank, vivir significaba hacer las cosas «a su manera». Pero cuando se trataba de whiskey, siempre se rendía a Jack.